El Corchuelo es un bello lugar en La Vera de Doñana, el gran Parque Nacional español. Un rincón singularmente atractivo, donde destacan dos grandes alcornoques centenarios. Se encuentra junto al Caño de la Raya, en el corazón de la Reserva Biológica de Doñana. Forma parte de ese tramo de Vera, comprendido entre La Aulaga y Martinazo, donde la vida se muestra descaradamente atractiva. El agua subterránea aflora en muchos puntos y la vegetación habitualmente conserva un verde rabioso, bien plagada de helechos y monte blanco. Es un lugar de cuento donde podría ocurrir cualquier cosa maravillosa que la mente sea capaz de imaginar.
Justo allí, al borde del sinuoso camino que recorre la Vera, habitaba un ser singular. Era un piruétano. Un hermoso piruétano. Quizá no el más grande o quizá sí. Quién sabe. Pero si el más bello.
Hoy me he acordado de él porque he visto otros piruétanos florecidos, también en Doñana. Y he recordado nítidamente la sensación de alegría que cada primavera podía sentir al pasar junto al gran piruétano del Corchuelo y ver que, una vez más, era el primero en florecer. Y lo hacía con tanta fuerza que se cubría todo de flores blancas, como si una capa de nieve lo estuviera arropando.
En muchas ocasiones me detuve a fotografiarlo, en diferentes estadios de su ciclo de vida. Hoy he rebuscado algunas fotografías y he encontrado estas tres. Creo que será suficiente para que recordemos quién era.
Porque las tormentas de este invierno lo han tumbado para siempre. Hace unos días, al saberlo, fuimos a ver si aún se podía salvar. Pero sus raíces, muy envejecidas, se habían partido y nada se ha podido hacer por devolverle la vida. Quizás aún, en un último esfuerzo en su agonía, haga brotar algunas flores esta primavera. Mañana, al amanecer, pasaré a compartir con el aún su grandeza.
Héctor Garrido
[Un piruétano (Pyrus bourgaeana) es un peral silvestre, nativo del SW de la península ibérica].
Un privilegio haber podido admirar y fotografiar ese viejo árbol durante tanto tiempo. Imagino que hasta se le coge cariño y se extraña a un ser vivo tan hermoso. Gracias por compartir tu trabajo.